Cuando tu mente no está quejándose, y eres responsable, valiente, con confianza, y hueco y vacío, eres inexplicablemente hermoso. Una persona que no puede corregirse o actuar, no tiene derecho a quejarse. Y cuando una persona puede corregirse o actuar, no se quejará nunca. Quejarse es un signo de debilidad. Quejarse es la naturaleza de la mayor ignorancia, en la que uno no conoce el Ser. La queja remueve la belleza que nace de tu interior. Y lo muestra más en aquel que está en el camino. Una mente mundana es una mente que se queja; la mente Divina es una mente que baila. Sólo quejarte, sin dar una solución, es irresponsabilidad. Cuando las soluciones no son posibles, encontrar una solución alternativa es valentía.
Para la belleza externa tienes maquillaje; para tu belleza verdadera, ¡sólo tienes que darte cuenta de que ya estás listo!