¿Quién complace a quién?

Dios creó al hombre y a todo el mundo con tantas variedades, tantas cosas buenas. Dios hizo todo tipo de vegetales, fragancias, flores y espinas, dragones y horror, para agradar al hombre y mantenerlo entretenido. Pero el hombre se deprimió más y más.

Entonces Dios actuó con dureza y el hombre tuvo que comenzar a complacerlo. Y así, el hombre se mantuvo ocupado complaciendo a Dios, y se sintió más feliz porque no tenía tiempo para preocuparse y deprimirse. Del mismo modo, cuando tienes alguien a quien agradar, te mantiene alerta y te sientes feliz. Pero si tu meta mayor es complacerte a ti mismo, te deprimirás. El placer sólo trae más anhelos. Y el problema es que tratamos de complacernos a través del placer. El verdadero contentamiento puede llegar sólo a través del servicio.