Dejando ir el control

Muchos tienen problema respecto de delegar el control. Como resultado, esto deriva en ansiedad, inquietud y problemas con las relaciones.

Despiértate y observa: ¿realmente tienes el control? ¿Qué es lo que controlas? ¡Quizás una pequeña parte de tu estado de vigilia! ¿No es así?

No tienes control alguno cuando estás durmiendo o soñando. No tienes control de los pensamientos o emociones que te llegan. Puedes elegir expresarlo o no, ¡pero llegan a ti sin previo permiso! Te das cuenta de que la mayoría de las funciones de tu cuerpo no están bajo tu control, y lo mismo es con tu cuerpo y con todo el universo. De igual modo, ¿piensas que controlas todos los hechos en tu vida o en el mundo? ¡Es un chiste!

Cuando miras las cosas desde este ángulo, no necesitas tener miedo de perder el control, ¡porque no tienes ninguno! Te des cuenta o no, cuando dejas ir el sentido de control es cuando realmente descansas. Tu identificación respecto de ser alguien no te permite relajarte totalmente y limita el dominio de ti mismo.