En respuesta al terror

15 de noviembre 2015 | EDUCACIÓN, PARIS, ESPIRITUALIDAD, TERRORISMO

Por Gurudev Sri Sri Ravi Shankar


Los horrendos ataques en París han producido un efecto escalofriante en todas partes del mundo. Es un asalto directo no sólo al modo de vida europeo, sino a los valores que son comunes a todas las sociedades liberales. India también ha sufrido muchísimo a causa del terrorismo durante años al igual que Pakistán y Oriente Medio. Los repetidos ataques han causado un cierto entumecimiento en la psique humana en Irak, Afganistán y otros lugares.

Cuando ocurren incidentes como estos, escuchamos un montón de condena cosmética y empatía diplomática. Tenemos que ir a la raíz de la mentalidad –la fuente de financiación y el suministro de armas. 

Cuando un acto inhumano es cometido con un sentido de orgullo y santidad religiosa fuera de lugar, entonces no hay lugar para el sentido común, la razón y el diálogo. Cualquier acción militar sólo empeora las cosas y resulta en el reagrupamiento de la ideología. Lo hemos visto una y otra vez.

Si una sociedad tiene que vivir con miedo todo el tiempo, no habla bien del siglo en que estamos. ¿En qué nos equivocamos? ¿Quién puede tomar acción? Surgen muchas preguntas del estilo que siguen sin respuesta.

¿Están los líderes religiosos, al menos, en este momento dispuestos a asumir la responsabilidad?

¿Pueden arriesgar su posición y sus vidas para pronunciarse contra de este tipo de ideologías que no respetan la vida?

¿Deberán los gobiernos prohibir el “lobby de las armas” (N. de T.: se refiere a las presiones) y comprobar las fuentes de financiación de los grupos terroristas?

¿Alguna vez el mundo avanzará hacia una meta común donde haya justicia, donde la compasión y la hermandad se erijan como la filosofía central de la vida?

¿Puede la diversidad se celebrada en lugar de tolerada?

¿Puede nuestro sistema educativo incentivar la razón sobre la fe ciega?

Un trillón de esas preguntas emergen sólo para dejar al hombre común más frustrado y abatido. Algunos que hacen la vista gorda hacia tal acontecimiento y optan por el canal de entretenimiento, mientras que otros están adormecidos con películas violentas. En este mundo vemos varios héroes entre plebeyos que vienen a ayudar con un rayo de esperanza, y están comprometidos a elevar el estado de ánimo de la sociedad. Estos héroes comunes son una bendición; son los verdaderos Seres Espirituales. Los medios de comunicación deberían destacar tales actos de valentía y ¡a veces lo hace también!

Los educadores tendrán que despertar y traer educación por la paz para que las próximas generaciones sean a la vez sensibles y sensitivas a la vida. Los líderes religiosos tendrán que unirse para promover el bien común de la humanidad y reformar las visiones equivocadas. Creo firmemente que todo esto es factible de ser concretado por nuestra generación.

Muchas veces las personas que se apasionan por una causa creen estar justificados en la adopción de medios violentos en pos de su búsqueda. Están impulsados por un sentido de la justicia, aunque fuera de lugar, y su compromiso con su causa es loable. Están dispuestos a resolver las diferencias a través del diálogo, si se lo aborda en forma correcta.

Hemos sido capaces de traer de regreso en forma exitosa a muchos extremistas que llevaban una vida de violencia y se rehabilitaron en la sociedad. De hecho, muchas de nuestras escuelas tribales gratuitas en las regiones afectadas por terroristas en la India están siendo dirigidas por ex extremistas. Ellos eran hostiles al principio, amenazando a nuestros voluntarios, pero cuando vieron que esos esfuerzos beneficiaban a sus propias comunidades, ellos mismos se convirtieron en voluntarios.

Nuestros pensamientos y oraciones están con quienes han sido afectados por los ataques. Tales incidentes causan la ira que puede conducir a la polarización basada en el origen étnico y la religión, pero la verdadera polarización es entre mentalidades abiertas y estrechas. 

Mientras que una actitud fanática y estrecha sólo puede conducirnos a las diferencias que nos dividen, se requiere de sabiduría y de una visión amplia para ir más allá y llegar a los valores que nos unen. ¡El mundo necesita esto último, no lo primero!